Competitividad
Lo siento por usted, doña Susana, en lo personal, pero le confieso que me alegro en lo “macro”. Andalucía ha dejado de querer comprarle su producto. Llevamos demasiados años oyendo promesas, proyectos de futuro que nunca han dejado de ser eso, “proyectos”, pero que en muchas ocasiones nos recuerdan aquello que se decía del país sudamericano: Brasil es la nación del futuro y siempre lo será. Andalucía merece ser la región del presente y dejar de ser la del futuro. Tienen ustedes vocación de gasto, eso le gusta a cualquier político y me parece muy bien pero ese gasto hay que financiarlo y en ese sentido sin una estructura empresarial sólida, moderna, innovadora y creadora de empleo y riqueza el recorrido es muy corto.
El Consejo General de Economistas ha publicado un sólido Informe sobre la Competitividad Regional en España en el que salimos bastante mal parados. El informe, al que supongo que cualquiera de ustedes puede acceder en Internet, sitúa a Andalucía en el puesto 16 de 17 en cuanto a competitividad sólo por delante de Extremadura. Y naturalmente el resto de magnitudes analizadas se mueve en el mismo entorno. PIB per cápita de un 73,8% de la media española, productividad en el 85,2% solo por delante de Extremadura y Murcia, etc.
El informe analiza sobre siete ejes distintos factores indicativos de la competitividad y en seis de los siete ejes Andalucía ocupa posiciones bajas o muy bajas. Hay mucho por hacer. Es cierto que nos atribuye un dinamismo muy fuerte, pero me hace sospechar el que esa puntuación del dinamismo nos sitúe como punteras a Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Canarias, precisamente las cuatro últimas del ranking. Crecer desde abajo es fácil. Hace dos años planté un naranjo en casa y el año pasado dupliqué la producción. Obtuve dos naranjas frente a una del año anterior.
Por ello, el nuevo equipo de Gobierno tiene una ardua tarea por delante. Reglamentarlo absolutamente todo no es la solución. Las empresas necesitan cierta autonomía para desarrollar su actividad y ahora están agobiadas cumpliendo obligaciones administrativas sin fin, montar una de ellas es correr una carrera de obstáculos obteniendo permisos, licencias, autorizaciones, inscribiéndose en unos y otros registros de no se qué y con no se sabe exactamente qué finalidad. Claro, como siempre hay mal pensados, algunos creen que esos registros se crearon ad hoc para dar empleo al amiguete de turno. Ciertamente, no todas las facultades dependen del Gobierno autonómico, luego está el central y hay quien piensa que cuando no hay sintonía entre La Moncloa y San Telmo, mal las pintan, pero eso hay que superarlo y si desde Madrid se dificultan las cosas, que se vea, que cada uno muestre sus cartas.
Muchos andaluces hemos depositado muchas esperanzas en este cambio. Abran, ventilen, oxigenen, no sean timoratos, no se queden cortos. Den a Andalucía lo que se merece, recursos naturales los tenemos todos, potencialidades también. Tal vez sólo nos falte un adecuado director de orquesta que nos haga tocar al unísono.
Rubén Candela Ramos
Asesor fiscal y Economista con despacho en Málaga