El truco del almendruco

 En Artículos de prensa, Opinión

Estoy convencido de que los políticos tienen a su disposición un “Manual de respuestas rápidas para verdades como puños” que asesores muy bien pagados se encargan de mantener cuidadosamente al día. Manual que les permite salir dialécticamente airosos de situaciones embarazosas. Solo dialécticamente, porque si profundizas un poco hay respuestas para descojonarse, con perdón.

                Allá por 2004 y perdón por la auto cita, escribí un artículo que titulé “Presupuesto cíclico: qué peligro”, comentando unas declaraciones en las que el ínclito señor Solbes defendía las bondades del déficit público, añadiendo que el equilibrio presupuestario debía perseguirse no año a año sino a lo largo del ciclo económico. Y, conociendo el paño, critiqué la ocurrencia, no por descabellada sino por el peligro que supone en manos de políticos incompetentes. Y así fue, la idea caló en este señor que nos preside y se la quedó. Y la puso en práctica. Y se gastó lo que no teníamos. Y con la inestimable colaboración de banqueros y otra gente de mal vivir, nos llevó a donde estamos: a la ruina. Porque no nos engañemos, podemos disimularlo recurriendo a poses de hijosdalgos que manejan mondadientes fingiendo haberse saciado, pero lo que tenemos encima es lo más parecido a una ruina. Y, a su alrededor, todos riéndole las gracias. Cheque bebé: “Sublime, señor Presidente”; Ley de Dependencia: “Gloria a ti, padre de la progresía”; Plan E. De estupidez, supongo, aunque algunos dirían E de espléndido.

                Pues bien, ahora deben estar encargando a los mantenedores del manual buscar frases para atacar al contrario cuando se produzcan, que se producirán si es que el que llegue se atreve a practicarlos, los recortes sociales. Ahora bien ¿recortes de verdad? ¿Tenemos aquello de lo que tanto se han ufanado algunos?

                ¿Tenemos derecho a medicinas “gratuitas”? Lo de gratuitas lo pongo entre comillas, porque a mí, la primera aspirina que le saque a la Seguridad Social me habrá costado más que el tabaco que he fumado en toda mi vida. Pero, entendámonos, gratuita para aquellos que nada tienen y a los que se ha concedido el beneficio de la asistencia sanitaria universal y gratuita. Pues no, derecho lo que se dice derecho, no, porque no le han pagado a los boticarios y nos van a pedir un “esfuerzo adicional” para pagarles. Y de igual modo nos pedirán esfuerzos adicionales para pagar leyes de dependencia insostenibles, AVES descabellados, aeropuertos fantasma, tanatorios de 750.000 Euros en pueblos donde mueren diez personas al año, piscinas de 500.000 Euros en pueblos de 250 habitantes, televisiones absurdas, no sé cuantas universidades per cápita, etc.

                Pero ese esfuerzo adicional esperarán a que lo pida otro. Y cuando lo haga, si es  que  lo hace, caerán sobre él con todas las baterías del manual, diciendo que el contrario elimina o recorta todo aquello que ellos dieron, pero que en realidad, nunca tuvimos. Pura ilusión. Pero políticamente rentable. Nosotros damos, los otros quitan. Ese es el mensaje. Y lo duro del mismo es que los otros pueden intentar no quitar, porque tampoco quieren  ser los malos de la película. Y si lo hacen, es decir, si no nos quitan, apañaos vamos. Cualquiera que prometa algo distinto de sangre, sudor y lágrimas puede quedar bien en la tele, pero seguirá hundiéndonos en el barro. Al tiempo.

Rubén Candela es economista

 Publicado:   Negocio & Estilo de Vida / 4 octubre 2011

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. Más información

Uso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información Aquí.

Cerrar